Un día habrá una isla
que no sea silencio
amordazado.
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus
rumores
a todos los que pisen sus
orillas.
Solo no estoy. Están
conmigo siempre
horizontes y manos de
esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus
heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en
las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en
carne viva.
Y cuando mis palabras se
liberen
del combate en que muero y
en que vivo
la alegría del mar le pido
a todos
cuantos partan su pan en
esa isla
que no sea silencio
amordazado.
Como podemos observar en ese poema se refleja la realidad actual de nuestro
país.
Pedro García Cabrera pone de manifiesto la censura existente durante la
época franquista tratando de, alguna manera, llevar a cabo una lucha constante
a favor de la libertad en general y la libertad de expresión en particular. La
libertad de expresión es algo que todos los humanos debemos garantizar, puesto
que, es un derecho que nos hace diferenciar entre los ciudadanos de antes y lo
de ahora.
En numerosas ocasiones, los medios de comunicación
aportan información tendenciosa según sea su ideología con el fin de crear
pensamientos que beneficien los intereses de la clase alta, desarrollando, como
consecuencia, un ambiente de represión, de algún modo, al querer inculcar en todos
los individuos el mismo afán o pensamiento.
Actualmente las personas tienen libertad de expresión,
muchas veces, limitada por el miedo a ser sancionada o agredida pero si lo
comparamos con la época dictatorial de la España que refleja el autor de este
poema se puede ver el gran avance existente, aunque todavía quede más por
hacer.
No obstante, esta libertad de expresión se intenta
suprimir, en cierta medida, con una nueva ley que amenaza al pueblo español: la
ley mordaza. Esta ley oprime uno de los derechos fundamentales para la vida
diaria de las personas, el derecho a opinar, a la lucha por los intereses que
nos protegen, a las manifestaciones que reivindican el desacuerdo con ciertas
reformas. ¿Es que estamos volviendo a la época franquista? ¿Volvemos a ser
esclavos y no ciudadanos? Según parece esto es así y solo una lucha activa del
pueblo puede cambiarlo.
Aunque haya un avance visible en lo que a este tema se
refiere, muchos otros países no están de acuerdo con esta libertad para opinar
y hacer burla pública o generalizar sobre ciertas religiones o creencias.
Así mismo, entre el 7 y el 10 de enero del 2015 se
produce un atentado en la capital de Francia por parte de cuatro yihadistas
contra una revista satírica que mostraba su opinan sobre la religión islámica
mediante unas viñetas haciendo referencia al profeta de esta religión. Este
acontecimiento, que trajo consigo 17 muertos, hizo hacer levantar al pueblo,
sobre todo en las redes sociales para poner de manifiesto el delito que se
había cometido contra la libertad de expresión y reivindicar el derecho a poder
opinar libremente sin miedo a ser juzgado, torturado o amenazado.
En resumidas palabras, el pueblo español tiene como
objetivo principal la batalla continua para garantizar una que ley que protege
la libertad individual y colectiva, porque no se puede vivir con tanta censura,
con este ‘’silencio amordazado’’, como bien utilizó Pedro García Cabrera, que
ellos, el alto poder, intenta imponer sin pasarse a pensar, tan siquiera, en
las consecuencias y en el atraso, que esta decisión conlleva.
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