Cada vez más con la
profundización de la crisis capitalista la pobreza y la miseria se extienden
sobre la clase obrera y los sectores populares. Esta situación se ve reflejada en
los datos tomados en los últimos años sobre desempleo y pobreza en el
archipiélago. Sin ir más lejos, Canarias finalizaba el verano pasado con un
riesgo de pobreza que se situaba en 12 puntos por encima de la media del
estado, siendo el riesgo de pobreza infantil de un 30%. En cuanto al desempleo,
son ya 300.000 las personas registradas en el paro, de las cuales, la mitad se
encuentra en situación de paro de larga duración.
Es
cierto, que la pobreza y la miseria han existido siempre, pero también lo es
que en la formación socioeconómica capitalista alcanza un nivel desmesurado.
Que además va acompañado de un empeoramiento de las condiciones laborales y de
la vida de la clase obrera y de los sectores populares. Todo ello debido a que
los grandes empresarios buscan la salida de la crisis, atacando a los
trabajadores, lo que se traduce en despidos, bajadas de salarios,
privatizaciones…
Es
significativo, que ni siquiera durante los ciclos expansivos del capitalismo se
produce un mejoramiento de la clase obrera. Así, entre el año 1981 y el
2000 la productividad por hora de trabajo subió un 40%, pero los salarios sólo
lo hicieron un 15%. Es decir, los trabajadores generaban más riqueza pero se
apropiaban menos. Esta situación característica de los sistemas capitalistas se
agrava en periodos de crisis.
Posiblemente,
lo más aterrador de la situación sea que la razón de la pobreza actual no
reside en la escasez de recursos – ni mucho menos – sino que hay gente a la que
le conviene que esto sea así. Es decir, el desarrollo científico-técnico que ha
alcanzado la humanidad podría erradicar fácilmente la pobreza en el mundo, no
obstante, existe una oligarquía internacional que no puede permitirse erradicar
la pobreza, puesto que eso supondría perder su posición de poder.
En
conclusión, el intento exitoso de esta clase dominante de perpetuarse, es lo
que está generando millones de muertes anuales por hambre, sed o falta de
medicinas. Esto es el capitalismo en toda su gloria. Y es evidente que, no
podemos pretender acabar con la pobreza sin acabar con el capitalismo, pues es
como querer sostener el océano con la palma de la mano y frustrarnos porque el
agua se nos escapa de los dedos.
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