La violencia contra mujeres y niñas es una violación
grave de los derechos humanos. Su impacto puede ser inmediato como de largo
alcance, e incluye múltiples consecuencias físicas, sexuales, psicológicas, e
incluso mortales, para mujeres y niñas. Afecta negativamente el bienestar de
las mujeres e impide su plena participación en la sociedad. Además de tener
consecuencias negativas para las mujeres, la violencia también impacta su
familia, comunidad y el país. Los altos costos asociados, que comprenden desde
un aumento en gastos de atención de salud y servicios jurídicos a pérdidas de
productividad, impactan en presupuestos públicos nacionales y representan un
obstáculo al desarrollo.
Tras varias décadas de movilizaciones promovidas por
la sociedad civil y los movimientos de mujeres, se ha conseguido incluir la
erradicación de la violencia de género en las agendas nacionales e
internacionales. Nunca tantos países han contado con leyes contra la violencia
doméstica, las agresiones sexuales y otras formas de violencia. Sin embargo,
continúan existiendo desafíos en la aplicación de estas leyes, resultando en
una limitada protección y acceso a la justicia por parte de mujeres y niñas.
Asimismo, no se hace lo suficiente para prevenir la violencia, y cuando ésta ocurre
a menudo queda impune.
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